entrada en la taberna

llueve, hace un frío infernal y el viento penetra mi pobre chaqueta mientras susurra entre los árboles que la noche será otra desagradable lucha por vivir un día más.
Pero no todo está perdido, desde la gruta puedo ver un pequeño poblado, las luces que provienen de pequeñas y humildes casas con tejado de paja y muros de piedra o barro me invitan a buscar refugio por esta noche... y quizás unas cuantas más...
me acerco y cruzo el portal de vieja madera con el letrero de bienvenida al pueblo. Parece un poblado fantasma, muy pocas casas se ven habitadas y todo parece antiguo, como si otrora la villa hubiese tenido mejores tiempos, quizás arrasada por alguna guerra o hambruna, con tan solo unos pocos habitantes luchando por mantener su memoria. hago caso omiso al caballo que se acomoda entre la paja y sigo un camino que me invita a recorrerlo, que me invita a seguir escribiendo esta misma historia.
A lo lejos un letrero sobre la puerta señala una taberna, pienso que es una buena opción para buscar algo de compañía, una buena conversación y una que otra cerveza que el cantinero podría regalarme a cambio de una buena historia. Llevo mucho tiempo cansado de mendigar, pero es así como el destino escribió mi historia, quizás surgiendo de abajo pueda saborear mejor el posible éxito que me depara el futuro.
Abro la puerta de madera y la luz de la chimenea casi me enceguece, adentro hay unas pocas personas, miro sobre la cabeza del cantinero y muy claramente en un letrero de madera leo "la taberna abandonada". Siento que su nombre le va bien, hay poca gente pero me miran con curiosidad, seguramente muy pocas almas han entrado últimamente.
Me siento en la barra mientras el cantinero se me acerca, meto mi mano en el bolsillo y ¡vaya suerte! encuentro unas monedas en mi bolsillo que me permiten pagar una cerveza negra. mientras el cantinero me sirve el preciado brebaje un ansia por el contacto con otro humano me obliga a conversarle.
-Hola, veo que muy poca gente viene por aquí- le digo amistosamente
-Si, solo unos pocos viajeros se toman un tiempo para descansar, ya sabes, allá afuera todo el mundo anda horriblemente ajetreado, nadie se toma una pausa para descansar-
-¿Y estos chicos son todos de por acá?- le pregunto, el ambiente cada vez me agrada más, el calor humano, las conversaciones distantes sobre historias maravillosas que apenas alcanzo a entender me abrazan y me embriagan.
-La verdad es que si, pocos hombres viven en este poblado, la taberna abandonada es un centro de reunión para un puñado de guerreros y solitarios de los alrededores, hoy anda flojo pero hay días en que esto está muy movido... no tanto como antaño, pero aquí podrás encontrar compañía agradable

me doy vuelta y observo muchos ojos clavados en mi, lo sé, soy un forastero y a nadie le cae bien a primera vista un forastero, es hora de hacerme un nombre, es hora de establecerme en la ciudad y de pasar a ser parte de la comunidad de la taberna abandonada... la pregunta es ¿me aceptarán como a uno más de ellos?